Duro Felguera y su caída a los infiernos: “Se nos van diez ingenieros a la semana”

Lejos quedan los más de 1.000 millones de euros que llegó a valer Duro Felguera allá por 2010. Década y media después, en la que se le han acumulado litigios, rescates e incumplimientos de contratos como el de la planta argelina de ciclo combinado en Djelfa, esta ingeniería asturiana —que fue una de las primeras compañías industriales españolas en cotizar en Bolsa— vale hoy menos de 50 millones y se dispone a acometer un severo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a varias de sus sociedades y plantas, las cuales emplean a unas 699 personas, poco menos de la mitad de una plantilla que ronda los 1.500. “Es una medida inevitable y necesaria para asegurar la continuidad de la empresa”, dijo el presidente ejecutivo de la compañía, Eduardo Espinosa, en la junta general de accionistas celebrada el 27 de junio, donde la audiencia estaba expectante. Quería escuchar los planes para salir del preconcurso de acreedores en el que Duro Felguera lleva desde diciembre.
Las negociaciones con los sindicatos, que deberían haber comenzado este lunes, no lo harán hasta el martes o miércoles, según las diversas fuentes consultadas. “Lo que queremos saber, ante todo, es cuál es el plan industrial, cuál va a ser la Duro Felguera del futuro, algo para lo que creemos que será indispensable una mayor aportación de capital”, indican fuentes sindicales a este periódico, aludiendo directamente a los principales accionistas de la compañía, que son el grupo mexicano Prodi y el portugués Mota-Engil. El plan de Duro pasa por acometer un ERE en todas sus sociedades y fábricas, exceptuando la de El Tallerón, que será vendida a Indra, y Mompresa, compañía del grupo especializada en la fabricación y mantenimiento de turbinas para centrales hidráulicas y de ciclo combinado. El objetivo de la compañía es “eliminar las líneas de negocio no rentables”, ajustar capacidades internas y reforzar “las unidades con mayor potencial”, según las palabras que el propio Espinosa pronunció en la junta.
La compañía llega a este ERE después de meses de negociaciones con sus acreedores, principalmente el Estado, a través de la SEPI, que la rescató con 120 millones de euros en 2021. Duro Felguera intentó convencer a la SEPI de que transformase dicho préstamo en capital, lo que hubiese supuesto en la práctica que el Gobierno se hiciese cargo de la asturiana. Esto no sucedió, pero el equipo de Espinosa sí se anotó logros en este tiempo, como fue quitarse de encima la losa de 413 millones que suponía el litigio de Argelia con Sonelgaz, por la mencionada planta de Djelfa.
Este hecho fue el toque de gracia que empujó a Duro al preconcurso, una situación de la que espera salir este mes tras el ERE. La reducción de personal en la firma, sin embargo, lleva produciéndose más tiempo. Según fuentes sindicales: “Perdemos unos diez ingenieros por semana”. Desde la empresa contraargumentan que el sector en general adolece de serios problemas para conseguir personal y que hay mucha rotación entre compañías. “Hay rotación cuando el flujo de personal es en ambas direcciones. Cuando solo se marchan, eso se llama fuga de talento. Muchos se han ido a TSK [otra ingeniería asturiana]”, responde la mencionada fuente sindical.
Lo cierto es que Duro Felguera ha sido capaz, a pesar del preconcurso, de sacar adelante proyectos como el de la central térmica de Aboño, que ha sido transformada por Duro para dejar de funcionar con carbón y pasar a hacerlo con una solución mixta de gas natural e hidrógeno verde. Esto, además, se ha hecho antes del plazo acordado y dentro del presupuesto, algo que resaltó Espinosa frente a unos accionistas que han visto cómo el valor de la compañía ha vivido una montaña rusa que, en lo que va de año, se ha saldado con unos números rojos de casi el 18%, dejando su valor en los 0,22 euros por título.
Indra para El TallerónLo que es un hecho es la venta de El Tallerón a Indra —cuyo principal accionista es la SEPI, con un 28%—. La compañía presidida por Ángel Escribano tiene todo acordado para hacerse con la planta asturiana, la cual goza de una privilegiada salida al mar Cantábrico. El acuerdo entre las partes se cerrará en los 3,6 millones de euros, como adelantó El Comercio, a lo que hay que sumar el coste de mantener a las 156 personas que trabajan en El Tallerón, explican diversas fuentes cercanas a Duro Felguera y a Indra.
Escribano consigue así el objetivo de dotar a Indra de un lugar en el que comenzar a producir cuanto antes vehículos militares, tanto de cadena como de ruedas. El directivo, que asumió la presidencia de Indra en enero tras la marcha de Marc Murtra a Telefónica, intentó antes hacerse con Santa Bárbara, pero la estadounidense General Dynamics (GDELS) se negó a venderla, lo que le hizo decantarse por el plan B de El Tallerón. Esta fábrica no solo será el centro productivo de Indra Land Vehicles, su rama de vehículos militares, sino que también producirá previsiblemente para Tess Defence, sociedad de la que Indra ahora controla el 51,01% del capital.
El resto de socios (Sapa, Escribano Mechanical & Engineering y la propia GDELS) redujeron su participación tras una inversión de Indra de 107 millones, que decidió dar el paso adelante tras los problemas que tuvo Tess para entregar los blindados 8X8 Dragon, por los que el Ministerio de Defensa pagó 2.000 millones a cambio de 348 unidades.
EL PAÍS